08 septiembre 2007

Chiclana: El Castillo encantado

Publicado en La Voz Digital
Daniel Pérez

Las investigaciones que, desde hace un año, vienen realizándose en el yacimiento arqueológico del Cerro de El Castillo, en Chiclana, han conseguido recabar datos de gran importancia no sólo para dotar de contenido periodos tan relevantes como la prehistoria reciente, la historia antigua y la época medieval de la propia localidad, sino de toda la Bahía de Cádiz.

Según los arqueólogos responsables de la investigación, Paloma Bueno y Juan Cerpa, el reciente hallazgo de un asentamiento fenicio supone «retroceder los orígenes de la localidad en más de dos mil años, e incluirla entre las ciudades trimilenarias de la Bahía». El descubrimiento, que tuvo lugar durante el desarrollo de un Proyecto de Actuación Arqueológica Preventiva de la Consejería de Cultura de la Junta para controlar la presencia de posibles restos arqueológicos en el solar situado en el casco antiguo de Chiclana, ha sido tan «sorprendente» que las investigaciones continuarán próximamente, a pesar de que, en principio, estaban programadas para sólo dos meses.

La sorpresa
En el lugar esperábamos encontrar parte de lo que fue el primer cementerio relacionado con las primeras iglesias de San Juan Bautista y San Martín», explica Paloma Bueno, pero aparecieron restos fenicios de gran entidad y enorme interés histórico.

El solar se localiza en pleno casco urbano, al sur de la iglesia de San Juan Bautista y ocupa aproximadamente unos 4.000 metros cuadrados. Los hallazgos fenicios se sitúan en la parte alta de un cerro, hoy escondido entre las construcciones modernas, pero sin duda preponderante en la paleografía existente en la antigüedad. «Los diferentes hallazgos realizados hasta ahora apuntan a que el asentamiento se extendería por todo el cerro y descendería por la ladera hacia el río Iro», apunta Juan Cerpa.

El mismo hidrónimo resulta significativo, «si tenemos en cuenta que Ir significa río, y es de raíz indoeuropea, los cual nos indica el origen prerromano del término», recalca.

El hecho de que justo en la desembocadura del río Iro se sitúe el Templo de Melkart, es una razón más que suficiente para considerar la posibilidad de que los fenicios siguieron su curso hasta llegar al cerro de El Castillo y más allá. Para Bueno, «es bastante lógico que un río como el Iro, que debió de tener un amplio cauce, permitiese que las naves, tartesias, fenicias y romanas, navegaran hacia el interior y vararan en algún puerto junto al cerro».

Las catas han permitido sacar a la luz parte de un asentamiento fortificado de época fenicia, cuyo abandono se fecha hacia el siglo VII. a. C. Los restos arqueológicos adscribibles a esta época aparecen en la parte más alta del solar, a medio metro de profundidad. Todo apunta a que el lugar estuvo habitado desde la Prehistoria reciente, al menos desde el Bronce final, ya que «bajo los restos que datamos en el siglo VII a. C. aparecen niveles de ocupación anterior y en el entorno de la zona, vestigios de esa época, como puede ser industria lítica y cerámicas a mano.

La muralla 'de Jericó'
Entre los hallazgos más importantes localizados hasta el momento, destaca una potente muralla de casernas formadas por dos lienzos de muros paralelos. De esta se han exhumado 38 metros lineales aproximadamente. Se trata de una construcción que sigue un esquema oriental, similar a las ciudades orientales como Mozia, Jericó, y las peninsulares de Málaga, La Fontera, Tejada la Vieja o el Castillo de Doña Blanca, en El Puerto.

En el interior de la muralla, se han hallado una serie de habitaciones rectangulares de mediano tamaño que, en ocasiones, se adosan a ésta. Los muros están fabricados con pequeños mampuestos irregulares. La mayoría de los pavimentos se conservan.

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1 comentario:

slw1111 dijo...

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