16 septiembre 2007

El último legado del capitán Malaspina sale a la luz en el puerto de Montevideo

Publicado en El Heraldo
Mariano García

La historia de la corbeta `Atrevida´, y la del marino que la mandaba, Alejandro Malaspina, han sido durante décadas un relato clásico en los bares portuarios y en las noches de alta mar. Una historia que, como todas las que tienen ribetes de leyenda, reúne en sí misma descubrimientos asombrosos, guerras, pasiones y traición. Por desgracia, de la `Atrevida´ no quedaba hasta ahora nada tangible, ningún objeto que la evocara aparte de lo mucho que fue recogiendo durante los cinco años en que Malaspina surcó los mares para gloria de la Corona española. Pero en la mitología marina la carga de un barco es eso, carga, y siempre se ha llorado que la `Atrevida´ hubiera sido destruida por completo en 1806.

No. Un proyecto de investigación arqueológica ha sacado a la luz lo que es, "con un 90 por ciento de seguridad", según el arqueólogo aragonés Manuel Martín-Bueno, el mascarón de proa de la `Atrevida´. La investigación se ha realizado con motivo del proyecto de ampliación de la terminal de contenedores del puerto de Montevideo. Durante el dragado de la zona afectada, los arqueólogos descubrieron dos grandes trozos de madera del mascarón.

Malaspina era un marino de origen toscano que en septiembre de 1788, junto a su colega José de Bustamante, propuso a la Corona la realización de una expedición científica que recorriera las posesiones españolas en América y Asia. Se trataba de recoger todo tipo de datos y muestras para la generación científica española que empezaba a despuntar a finales del XVIII, y de elaborar cartas náuticas que sirvieran a los marinos. En la mente de Malaspina estaba el ejemplo de James Cook, hasta el punto de que bautizó a sus barcos 'Atrevida' y `Descubierta´, en recuerdo de los `Resolution´ y `Discovery´ del inglés.

Con ellos, Bustamante y Malaspina zarparon de Cádiz el 30 de julio de 1789 (poco después de la toma de la Bastilla en Francia), llevando a bordo a los mejores astrónomos, hidrógrafos, naturalistas, botánicos y dibujantes. En la expedición viajaban desde Alcalá Galiano a Fernando Brambila, el pintor que años más tarde retrataría con singular precisión los desastres de los Sitios de Zaragoza. Dibujaron mapas, redactaron catálogos de flora y minerales, recogieron muestras que serían analizadas durante décadas por cientos de botánicos… Pero cometieron un error, que resultaría fatal. "La expedición fue costeada por Carlos III, pero el monarca murió apenas un par de meses después de que zarparan -señala Manuel Martín-Bueno-. Cuando regresaron a España, casi cinco años después, la situación política era completamente distinta. Se les había encargado que estudiaran las colonias y sus instituciones. Ni Bustamante ni Malaspina eran tontos, así que contaron todo lo que vieron: corrupción, malversación, desidia…".

Malaspina presentó un informe, "Viaje político-científico alrededor del mundo", que incluía un apartado confidencial, muy crítico, sobre las instituciones coloniales españolas. Y, lo peor, se mostraba favorable a la concesión de una amplia autonomía. Todo un sacrilegio. Godoy montó en cólera y acusó a Malaspina de revolucionario, conspirador y traidor. El marino, tras una caricatura de juicio, fue condenado a diez años de prisión en el castillo de San Antón. A finales de 1802 fue puesto en libertad y regresó a Italia, donde fallecería siete años después.

Mientras todo esto sucedía, según relata Martín-Bueno, "las corbetas `Atrevida´ y `Descubierta´ fueron reartilladas y destinadas a defender todo el Atlántico sur. Estas dos naves patrullaban desde Montevideo a las Malvinas. En 1806, en la primera invasión inglesa de Uruguay, la `Atrevida´ estaba en Montevideo. Se quedó a la entrada del canal del puerto, defendiéndolo, hasta que no pudo resistir más". Y entonces, en la típica decisión de un marino de guerra, el capitán la mandó incendiar,...

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Malaspina en Wikipedia

1 comentario:

Anónimo dijo...

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