27 noviembre 2007

Averiguan Mediante Vestigios de ADN Lo Que Contuvieron Anforas Antiguas

Publicado en Amazings

Por vez primera, se ha conseguido identificar el ADN proveniente del interior de contenedores de cerámica en un antiguo pecio (restos submarinos de un naufragio) sobre el fondo marino, haciendo posible determinar cuál había sido la carga del navío aún cuando no quedan huellas visibles de ésta.

El logro es obra de un equipo del MIT, el Instituto Oceanográfico de Woods Hole y la Universidad de Lund en Suecia.

Raspando el interior de dos de los contenedores, concretamente ánforas, los investigadores extrajeron minúsculas pero útiles muestras del antiguo contenido, a partir de las cuales fueron capaces de obtener secuencias de ADN que identificaron el contenido de una de ellas como aceite de oliva y orégano. La otra ánfora probablemente contuvo vino, y los investigadores están llevando a cabo análisis adicionales para confirmarlo.

Brendan Foley y Maria Hansson encontraron las evidencias del ADN en los restos de un naufragio de hace 2.400 años, que yace a 70 metros de profundidad cerca de la isla griega de Chíos (o Quíos), en el Mar Egeo.

Foley, junto con David Mindell, dirigió una expedición en el 2005 que exploró los restos y recuperó las ánforas.

Muchos arqueólogos se especializan en el estudio de las ánforas, los contenedores de carga del mundo antiguo, empleadas para embarcar todo tipo de alimentos líquidos o semilíquidos. Pero el estudio de estos contenedores puede ser algo muy frustrante, porque después de siglos en el fondo marino, por regla general el contenido ha desaparecido, y los arqueólogos encuentran sólo "botellas vacías".

La nueva investigación señala la manera de analizar cientos de contenedores, los cuales pueden contarnos con qué se comerciaba y dar detalles referentes a la producción agrícola de una nación. Tales análisis de cultivos antiguos pueden desvelar datos nuevos sobre el clima de la época en que se cosechaban. También podrían aportar nuevos genomas con que enriquecer el fondo genético de las variedades de especies comestibles que hoy se explotan.

El descubrimiento del ADN del aceite de oliva y del orégano en un ánfora fue toda una sorpresa, porque la isla de Quíos era bien conocida en el mundo antiguo como un gran exportador de vinos altamente cotizados, y los arqueólogos habían asumido que las ánforas de un barco en esta área debían haber transportado básicamente vino.

La otra ánfora de donde Foley y Hansson fueron capaces de extraer ADN sí pudo muy probablemente haber contenido vino, aunque esto todavía no se ha confirmado en el momento de escribir estas líneas.

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